Edificio Cancillería
Buenos Aires, Argentina 2010

Autores
Javier Esteban, Ligia Gaffuri, Martin Torrado
arquitectos

Destino
Edificio nueva sede de la Cancilleria Argentina. Area coordinación de legalizaciones de documentos. Archivo. Areas de apoyo

Superficie
17.200 m2

Austeridad y Sencillez

El proyecto para la construcción de la nueva sede para la Cancillería Argentina sobre la calle Basavilbaso esquina Juncal, enfrenta una serie de responsabilidades frente a la ubicación estratégica en la que se encuentra dentro de la ciudad.
El respeto por el destacado valor patrimonial del Palacio San Martín y la resolución de la inserción urbana de la nueva sede son intereses primordiales en el desarrollo del edificio.

Propuesta Urbana
La particular geometría de la manzana en cuestión, dada por la inclinación de la calle Basavilbaso desde Arenales hacia Juncal, le confiere características particulares. La intención es recuperar esta calle como espacio urbano, de escala institucional, con carácter de plaza de acceso, y que soporte la gran concurrencia diaria de personas al nuevo edificio.
Una serie de añosos árboles de grandes copas de diferentes especies, ubicados a ambos lados de la calle, sirven de sombra y conforman un ambiente especial. La conservación de estas especies fue de vital importancia para las decisiones de implantación del nuevo edificio.
Hacia el Palacio San Martín se respeta la cota de basamento y se continúan sutilmente la altura de las rejas de herrería y el muro revestido en granito gris oscuro con el plano de la fachada sobre la línea municipal, continuando su inclinación hasta cierto punto en donde el edificio se pliega o gira perpendicular a la calle Juncal. Esta operación sobre la geometría, se mantiene hasta los ocho metros de altura generando el hall de acceso. Sobre éste, los pisos superiores vuelven a tomar la línea municipal pero esta vez con un retiro generoso. Es así, que a través de esta particular geometría de retiros y pliegues se logra armar un espacio de dimensiones considerables como plaza de acceso. El nuevo edificio envuelve y se acomoda respetando los árboles existentes.
El ancho de la calle Basavilbaso, con estos retiros es similar al ancho libre de la calle Juncal, caracterizando el vacío con dimensiones apropiadas de espacio público.
Todas estas operaciones se ven potenciadas por la unificación de calle y veredas en continuidad con el perímetro de la Plaza San Martín, generando un paseo con bajo nivel de velocidad automotor y prioridad peaton, vinculando formal y espacialmente las situaciones urbanas frente al Palacio San Martín y su anexo Esmeralda.
Esta clara propuesta de espacio público conecta las tres sedes.

Contexto
Como se destacó anteriormente las decisiones sobre la Sede de la calle Basavilbaso se guiaron a través de lineamientos claros de sobriedad y sencillez, basándose en el respeto y cuidado de su implantación vecina al Palacio San Martín, de destacado valor patrimonial. Una característica particular de este edificio son sus trabajos de herrería, su portón de acceso, la reja de perimetral y una serie de objetos, como barandas y galerías metálicas sobre el jardín y un singular gazebo curvo sobre la calle Basavilbaso. Todos estos detalles particulares y específicos, junto con la espacialidad del patio oval de acceso destacan el valor patrimonial del edificio.
Siguiendo esta gama de colores y materiales, se trabajó para unificar dos lenguajes que representen el espíritu de cada una de sus épocas, es así que en la nueva ampliación se utilizó un sistema de costillas como parasoles y revestimientos fijos, todo trabajado en aluminio gris plomo. La densidad, frecuencia y altura de estos elementos genera una continuidad formal y visual entre ambos edificios. Así mismo, el basamento y escalinata de acceso que toma el desnivel entre la calle Arenales y Juncal, se materializa con el granito gris oscuro de similares características al del Palacio.
La diferente resolución de densidad, ancho y ritmo de la trama de los parasoles verticales, no sólo resuelven un problema técnico de control del sol y ahorro energético, sino que su adaptación a cada cara de la envolvente apoyan la continuidad formal con los edificios vecinos.
Es así, que la fachada Sur es claramente vidriada y posibilita un reflejo franco del edificio del Palacio, devolviendo esta imagen a los peatones, mientras que en la fachada Este, sobre la calle Basavilbaso, el ritmo de las costillas genera una textura a modo de cortina que abraza la arboleda existente y permite girar sobre la fachada Norte, en la calle Juncal. Esta última, varía el ritmo con aleros profundos y su neutralidad se adecúa correctamente a la escala doméstica de los edificios vecinos, sin producir interferencias.
Materiales, colores, texturas, vacíos urbanos, plaza, escalinata de acceso, respeto por las especies existentes y el valor patrimonial, generan un nuevo edificio de carácter institucional, de fácil lectura y reconocimiento, tanto desde la Plaza San Martín como desde la esquina abierta de la calle Juncal. Todas estas intenciones fueron deseadas desde un principio en el proceso proyectual.

Sustentabilidad
Protección Solar
Los criterios de sustentabilidad deben ser acompañados, si o si, por decisiones de economía y mantenimiento.
Es por esto que se desarrolló un sistema en base a una trama de parasoles fijos, ya sean costillas verticales o aleros horizontales, en aluminio anodizado gris plomo, material que proporciona un alto rendimiento y un bajo costo de mantenimiento en el tiempo. Estas costillas dispuestas sobre el perímetro de las fachadas van variando según las necesidades de control solar, calculadas en función de su profundidad, espesor y densidad, en base a los gráficos del Azimut para Buenos Aires. El sistema proyectado permite reducir hasta un 85% la incidencia solar directa en los meses de verano y genera las ganancias necesarias en los meses de invierno. De esta manera se logra disminuir el consumo de energía para sistemas de acondicionamiento y calefacción.
La fachada Sur, hacia la Plaza San Martín, posee solamente las costillas necesarias para dividir los paños de carpinterías, mientras que hacia el Este, sobre la calle Basavilbaso, la densidad y profundidad se vuelve mayor, generando un ritmo a modo de una cortina vertical. Hacia Juncal, Norte pleno, esta trama se vuelve profunda generando aleros de protección y las costillas verticales de la misma profundidad controlan los primeros rayos del sol de la tarde.

Iluminación
Se priorizó un ancho de planta útil de oficinas de óptima luminosidad, para reducir al máximo el consumo de energía en iluminación artificial, estas decisiones son muy ventajosas frente a plantas de oficinas profundas donde la iluminación natural es sólo un privilegio del perímetro.

Ventilación
Las carpinterías se proponen con doble vidriado hermético y módulos accionables para lograr ventilaciones cruzadas entre las orientaciones Este-Sur, Este-Norte y Sur-Norte.
Un vacio interno vincula las diferentes plantas de oficinas permitiendo el aprovechamiento de la renovación del aire.
Sobre el sector del edificio debajo de la cota de basamento, se dispusieron en forma estratégica una serie de patios que permiten posibilidades de ventilación cruzada y una adecuada iluminación a los programas de necesidades.

Protección natural
La característica densidad de forestación de la calle Basavilbaso es un gran potencial de oxigenación del aire, y un generador natural de sombra.
Es fundamental conservar el total de las especies arbóreas en la construcción del edificio de la nueva Sede.
En los patios mencionados en el sector de basamento se ubican adecuadas especies y se propone una cubierta verde a modo de terraza jardín unificando visual y espacialmente los jardines del Palacio.

Estructura
El edificio se dispone de una gran cantidad de programas en subsuelos, para los cuales se harán las submuraciones y trabajos necesarios. En el área de SUM y Legalizaciones que se ubican por sobre los estacionamientos, se proyectó un sistema de losas casetonadas en dos direcciones, apoyadas sobre dos líneas de tabiques cubriendo las luces útiles necesarias.
En el sector del edificio de oficinas en altura, se propone una estructura de perímetro de columnas y tabiques en el núcleo, logrando plantas totalmente flexibles sin elementos estructurales intermedios.

Funcionalidad
La disposición del programa es clara y ordenada. En altura se disponen las plantas de oficinas flexibles. Una serie de patios a distintos niveles, articulan los programas por debajo de la línea de basamento, logrando en todo el edificio condiciones óptimas de ventilación e iluminación de todos los espacios.
El hall de acceso se dispone linealmente sobre la calle Basavilbaso y se vincula con el vacío del área de espera de legalizaciones. Este programa plantea un espacio generoso para la sala de espera de 300 personas ubicado por encima de otro espacio de similares características que contiene los salones flexibles de usos múltiples. Por debajo siguen los niveles de estacionamiento.
En concordancia con el sector en altura, en sus niveles de subsuelos se disponen, archivos, biblioteca y área técnica.
El jardín maternal se dispone en torno a un patio central de juegos al aire libre por lo que se ubica por sobre el área de legalizaciones y por debajo de la línea de basamento.
Una terraza jardín se incorpora al nivel del comedor, unificando las áreas verdes del Palacio San Martín y el nuevo edificio. Restringiendo el uso de los jardines solamente al personal de la Cancillería acreditado haciendo énfasis en los controles de seguridad.
Se prestó una particular atención al estudio de las conexiones funcionales requeridas entre las tres sedes de la Cancillería a través de un túnel y sus núcleos de vinculación vertical en los niveles de subsuelos.

Como conclusión se desarrolla un proyecto de funcionamiento claro, imagen sencilla, austera, sin adornos superfluos o de otras características que lo hagan llamativo y exagerado, pero de un marcado y sobrio carácter institucional.